Miércoles 30 de Septiembre 2020
Con profunda confianza en el reto que supone nuestro proyecto, no quiero olvidar cuáles fueron mis motivaciones.
Largas vivencias en la Sabana Africana y profundas reflexiones. Los grandes contrastes con mi cotidianidad occidental provocaron innumerables emociones. Conocí un mundo que yo ignoraba. Surgieron preguntas y faltaban respuestas. Experimenté una sensación de verdad y de pureza que yo no había conocido jamás.
Pronto me pregunté por la Vida, esa en la que todos estamos atrapados.
En el año 2017 pude dar forma a todas esas vivencias en una extensa exposición donde presentaba mis conclusiones. Necesitaba dar forma a todo aquel mundo que me atrapaba. Las imágenes no me bastaron. Aprendí que hay cosas que no caben en una imagen y tuve que esforzarme en encontrar palabras. Escribí un libro.
Fue un gran proyecto que ciertamente todavía me desbordaba. Quería explicar. Mostrar un largo camino de mi vida junto a la fotografía testimoniando las intensas vivencias que se acumulaban tras los numerosos viajes a la Sabana Africana.
Un recorrido por los distintos lenguajes de la fotografía a lo largo de muchos años. Diapositiva, negativo color, negativo B&N, impresión digital, emulsión de plata sobre papel hecho a mano.
El Museo Nacional de Ciencias de Madrid, del Centro Superior de Investigaciones Científicas, puso a mi disposición unos 400m2 en dos plantas, y todas las facilidades posibles. Desde elegir el color de las paredes hasta construir nuevas vitrinas. Un museo de la época de los grandes viajes y descubrimientos iba a ser el marco ideal para lo que yo me proponía. Hablar del pasado y del significado del tiempo, rememorar a Darwin y alertar nuestras conciencias. Se anunciaba frente al Museo, en un totem de casi diez metros de altura. Los Elefantes fueron los grandes protagonistas. También la cultura Maasai estuvo presente.
De nuevo necesité ayuda. Esta vez de mi hija Mª Eugenia, capaz de exigencia y perfección, y con una destacable aptitud para estructurar, sintetizar y coordinar. Su largo recorrido en docencia y museos de arte y haber vivido con ella muchas de mis experiencias en Kenya la convertían en la persona idónea, capaz de ayudarme.
Recuerdo que ante el amplio contenido de la exposición me dijo: Cuando llego a una exposición, quiero saber qué es lo que voy a ver. Tienes que escribir un texto donde sintetices qué es todo esto.
Me mató. De nuevo la palabra en mi largo mundo de imágenes.
Y así escribí el texto de presentación que estaría en una de las paredes cercana a la entrada. Ahí empecé a acotar, a concretar: ¿Qué quería mostrar? ¿Qué quería transmitir? Seguramente la palabra escrita nos obliga a ordenar.
…Quise quedarme a vivir en aquellas tierras donde en la inmensidad de su grandeza, conocí el sonido de la Paz. Regresé y regresé de nuevo”…
Después de mis insistentes viajes a la sabana africana he necesitado sintetizar experiencias y elaborar conclusiones. A través de imágenes, materiales, texturas y palabras, presento mi camino de observación y reflexión junto al Elefante Africano. Me he identificado en muchos de sus valores y he sentido la importancia de transmitir lo que es y lo que representa. Yo les asigno el título de la perseverancia incansable, de la voluntad eterna.
Haluro de plata sobre papel de algodón hecho a mano (libre de ácidos) 65 x 50 cm
Junto a la cultura Masai me he reencontrado con comportamientos y emociones que nos igualan a todos, los de nuestros orígenes, y después, los de nuestra Evolución.
¿Es Azar la Evolución?
El concepto presente en toda la exposición será el del Viaje, el de la no permanencia, como hecho identificatorio de nuestras vidas. También lo será el del “pasado” todavía hoy “presente” como testimonio de belleza, fuerza, ritmo y armonía., …que quiero recordar. Y mi intención de transmitir la “esencialidad” vivida en ese otro continente que es África. Blanco y Negro y color, en la búsqueda constante de forma y significado.
Quiero transmitir la importancia a la vez que la fragilidad de la memoria y del tiempo, y de culturas que también desaparecen. El objetivo de la exposición es el de unir Arte y Ciencia, un recorrido “estético” al servicio del “conocimiento”.
Era el año 2017. Inicié un camino de dudas sobre cuál debería ser el siguiente paso. Mi implicación con el futuro de los Elefantes empezaba a ser una constante, pero seguir con las exposiciones no me pareció una forma de ayudar a los Elefantes. Seguí analizando y buscando opciones. Frente a las muchas indecisiones, siempre caía en el angustioso vacío del “sin sentido”.
Haluro de plata sobre papel de algodón hecho a mano (libre de ácidos) 65 x 50 cm
Jamás hubiese imaginado que algo más de dos años después, un largo camino de conversaciones nos llevaría a la sorprendente decisión de dar forma a un Proyecto de Conservación en Kenya, en un corredor de Elefantes, situado entre Maasai Mara y las Olarro Plains.
Estamos construyendo un Camp, al que queremos dar un toque entrañable, donde vivir la belleza de la gran sabana africana, de sus paisajes, de su vida salvaje y de sus habitantes. Somos cuatro socios, uniendo experiencias y también ilusión: seguimos dándole forma a lo que bien podemos llamar un Proyecto de Vida.
“Ha sido la Sabana Africana donde mi mirada, mis reflexiones y mis obsesiones han encontrado respuestas. Allí he regresado buscando paz, silencio y eternidad. La de la Creación, la de las formas bellas, la del sonido puro. He viajado hacia los orígenes del comportamiento humano, esos de los que todavía no sabemos desprendernos.
Ha sido un viaje no solo en el espacio sino también en el tiempo.
“Pág. 95 del libro -El Elefante Africano- Lisette Pons.
